Argumentos a favor:
Desarrolla
en el estudiante habilidades muy necesarias hoy en día, como el pensamiento
crítico, la comunicación, la colaboración y el trabajo en equipo, el liderazgo…
Otorga
autonomía y responsabilidad al estudiante.
Suele
motivar más al estudiante.
El
aprendizaje que se deriva de esta metodología es más duradero.
Puede
que el estudiante se “enganche” al estudio más profundo y teórico si empieza
trabajando de este modo.
Argumentos en contra:
Aunque
existe un aprendizaje real y duradero, no necesariamente es de contenidos
curriculares o de conceptos teóricos abstractos. Entonces, ¿qué aprenden? y
¿cómo aprenderán los contenidos del currículum más teóricos?
El
tiempo que se invierte es mucho mayor y el profesor ya no puede controlarlo. Se
espera que los estudiantes se gestionen su tiempo.
Puede
resultar muy difícil cuando existen diferentes niveles de conocimientos, de
interés, de capacidad de trabajo, de implicación.
El
profesor ya no es el conductor de las clases y puede derivar en sesiones
lectivas caóticas.
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